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La Obsesión por el Peso: Menopausia y Nutrición
A los 8 años me pusieron a dieta porque mi pediatra y mis papás estaban preocupados del sobrepeso que tenía. Recuerdo las idas a donde la dietista y cómo antes de la cita me tomaba los 8 vasos de agua que me decían que me tenía que tomar diariamente sin entender el porqué, pensando que como por arte de magia, iba a pesar menos.
Desde ahí empezó mi nueva relación con las dietas, la comida y mi cuerpo. Pasó de ser una experiencia de gozo absoluto a una de tedio, rechazo y confusión con respecto a qué comer. Y créanme que entiendo y veo cómo mi mamá y mi papá estaban haciendo algo para ayudarme y mantenerme sana. Lo que no sabían ellos es que lo que eso causó en mí fué una ruptura con mi cuerpo, una ruptura en cómo yo me veía a mi misma.
Antes de esto le pedía a mi familia que me llamaran “La Reina de la Natilla” (la natilla en Colombia es un plato dulce navideño tipo pudín) porque me encantaba hacer natilla y comermela. Después de ese momento, en la próxima época decembrina, mi tío Francisco me llamó por ese nombre y lo que sentí fue ganas de esconderme. Desde ahí empecé a ponerme ropa que me tapaba, no quería ponerme el traje de baño y caminar tranquila en el por qué entendí que los huequitos que me veía en mis piernas desde que tengo uso de razón se llamaban celulitis y esa celulitis era muy mala.
En la Universidad tuve un estirón en el cual ese “baby fat” se pudo redistribuir y cuando llegué a Colombia a pasar las vacaciones de verano, mi familia y amigos no podían creer el cambio. ¿Qué dieta hiciste? ¿Cómo lo lograste? Y la verdad no era más que había empezado a cocinar en casa con mis roommates y seguramente empecé a comer menos. Desde ese momento, cada que llegaba a visitar a mi familia, lo primero que me preguntaban y comentaban (antes de preguntarme cómo estaba yo) era como estaba de gorda (o de flaca), y si por fin ya tenía novio? Todo se resumía para mi mamá, tías y abuela a esto: estoy lo suficientemente flaca y bonita para conseguir novio y poderme casar.
Después de este momento donde mi cuerpo cambió y se volvió un cuerpo muy femenino y hermoso lleno de curvas, yo todavía seguía pensando y actuando en mi vida como si tuviera muchos kilos de más. Me seguía vistiendo con ropa que me tapaba las caderas y me seguía avergonzando caminar tranquila en traje de baño. Ahí recuerdo el inicio de las dietas a las que me empecé a someter, de mi obsesión por bajar de peso y siempre verme de una manera que agradara a los demás. Al fin y al cabo, lo que yo veía allá afuera en la televisión, anuncios, revistas etc eran mujeres flacas y con figuras muy masculinas, sin curvas a la vista. Esta fué la época de los 90’s donde las dietas bajas en grasa eran la sensación. Yo sentía que si tan solo llegaba a ese “peso ideal “ que yo misma me había impuesto, ahí tal vez empezaría a sentirme más segura de mi misma. Lo que ahora veo es cómo el valor que yo me he dado a mí misma por muchos años de mi vida tuvo que ver con cuantos kilos pesaba. Ese número en la pesa para mi significaba que me iba a querer a mi misma y a sentir bien, o me iba a rechazar y me iba a tratar mal a mi misma hasta que bajara a ese peso. ¿Que tristeza, no?
Ahora doy gracias al recorrido que he tenido en mi vida y doy gracias a la Dra. Anne Marie Colbin PHD (deceased) que fue mi maestra en la maestría de Food Therapy que realicé (y fundó el Instituto de culinaria en el que me entrené en Nueva York), donde no solo cambió para mí la perspectiva de la alimentación en mi vida, si no que también cambió para mi lo que yo hacía significar sobre mi misma ese número en la báscula.
Hoy por hoy sí me peso, y me gusta obtener datos sobre mi composición corporal, mi porcentaje de masa muscular, grasa corporal (y abdominal), y agua corporal. Lo que me gusta hacer es pesarme en el consultorio de mi Doctora (médica funcional) donde ella tiene una pesa espectacular que se llama Inbody500. La misión de la compañía que fabrica las pesas es proporcionar tecnología biomédica que simplifique la comprensión de nuestra salud y bienestar. Asi SI!!!!! Desde que paré de pesarme semanalmente (a veces me pesaba 2-3 veces por semana) y empecé a enfocarme en mi salud, mi fuerza, mi masa muscular, mi agilidad, balance, y muchas otras cosas más, dejé de obsesionarme por un número que nunca significó nada.
Por Natalia Gaviria
Nati
Que bello tu artículo. Muy valiente. Me encanto!
Tengo 53 años, viví 25 años de mi vida fuera de Colombia , después de que regrese nuevamente en el 2020, he aumentado 10 kilos de peso
No sé qué hacer. Nunca había tenido barriga y ahora siento que no entro en nada de mi ropa. No importa lo que haga, es como si estuviera comiendo levadura. Que me puedes aconsejar ?
Excelente artículo.